Soledad (auto)Impuesta

La soledad no es tal cuando es deseada, se dice. Hasta qué punto elegimos por nosotros mismos esa soledad es harina de otro costal.


Vivimos inmersos en una sociedad cruel que daña a los sensitivos sistematizados. ¿Cómo puede probar nadie que nuestras decisiones son propias e inalienables?
Cada vez que te sonríen, cada vez que alguien frunce el ceño en tu presencia; miríadas de estímulos sacuden tu alma.

No podemos vivir sin la sugestión de ser culpables de algo y miradas de todos. Algunos nos sobreexponemos sin remedio. Los muchos anhelan ser visibles al prójimo. Cada extravagancia es una huida hacia la soledad. La normalidad se me antoja un grito desesperado: Miradme. Soy como queréis que sea.

Esta opresión en el pecho por ser uno mismo y no ser nada al tiempo.